Y, de pronto, casualidad o no, Leire exclama toda emocionada:
-¡Cova, está Manueal en el huerto!.
La llamamos y entró en nuestra clase, le contamos lo que estábamos haciendo y nos invitó a ver las lechugas y las escarolas del huerto.
¡Qué experiencia, qué ilusión!
Cuando entramos de nuevo a la clase, nos pusimos manos a la obra y éste fue el resultado.
Pero... ¿sabéis lo mejor?
Que Manuela nos invitó a volver al huerto a coger una lechuga de VERDAD para hacer una ensalada. ¡Por supuesto que aceptamos! Para la próxima semana tenemos una cita. Mientras tanto, desde ese día, los peques observan el Árbol del Amor del huerto, si está encharcado por las lluvias, se preocupan por los guardianes del huerto y por un sinfín de cosas más.